TESLA

Tesla, al situarse en lo más alto de la gama de coches totalmente eléctricos, está revolucionando el panorama automovilístico. De hecho, los fabricantes del mundo están dando pequeños pasos en este nuevo mercado, pero se decantan por los vehículos híbridos, como Toyota, porque los coches cien por cien eléctricos carecen de autonomía y no atraen (todavía) a suficientes clientes, puntualiza el concesionario Crestanevada Málaga. Elon Musk, por su parte, lo está poniendo todo patas arriba, sacando coches de 100.000 euros con una autonomía impresionante. Como resultado, ha vendido 250.000 de ellos desde 2012.

En su nube, el jefe de Tesla anunció la llegada de un modelo más «popular», el Model 3, con un precio de entrada de 35.000 euros. Los observadores dicen que esto es todo. Ahora Tesla jugará en la gran liga. SÍ, pero no.

Porque el fabricante californiano está atrapado por sus viejos demonios. Es decir, su incapacidad para transformar la prueba de un concepto brillante en una producción en masa.

La fábrica de Fremont, construida desde cero y con grandes gastos (2.000 millones de dólares) en el desierto de Nevada, tiene dificultades para suministrar baterías y acumula fallos. Otra preocupación es que la dirección de la empresa a todos los niveles está en crisis. Varios altos directivos han dejado la empresa. En cuanto a los demás empleados que trabajan en un entorno de ensueño (pabellones deportivos, música en los talleres, etc.) muestran un malestar palpable. En pocos meses, 400 personas, desde la alta dirección hasta los empleados de base, han sido despedidos por diversos motivos. Por ejemplo, el deseo de crear una sección sindical en la empresa. Los fallos de calidad en el Model 3 también se acumulan y las pérdidas son astronómicas.

Mientras tanto, otros fabricantes de automóviles están acelerando sus procesos de investigación y desarrollo. Todos ellos tienen en su punto de mira la gallina de los huevos de oro que es el mercado de los coches totalmente eléctricos. Tienen la capacidad de industrializar esta producción. A Elon Musk le queda poco tiempo para transformar la prueba antes de que lleguen sus competidores y borren a Tesla del mapa.